La primera de tres historias que les quiero contar hoy tuvo lugar por allá del ’95, cuando de la noche a la mañana el dólar americano subió de 3 pesos a 10.
Sucede que mi mamá y yo regresábamos del supermercado un día cuando nos tocó la luz roja en un semáforo. En eso se aproximó un señor de esos que venden bolsitas de fruta – tomate, naranja, la verdad no recuerdo – para intentar vendernos una. «ándele, joven, solo 15 pesitos», dijo el señor. Siendo que veníamos precisamente de comprar frutas y verduras (entre otras cosas), no iba a realizar ninguna venta conmigo. Pero me llamó la atención el elevado precio de su mercancía. Acabábamos de comprar precisamente el producto que el señor nos ofrecía, y no recordaba haber pagado 15 pesos por él. Más bien como 4 o 5 pesos.
Si bien no le iba a comprar nada al señor, tuve a bien preguntarle el porqué del elevado precio de su mercancía, a lo que el señor dijo «pos esque ya subió el dólar». Como si el señor tuviera licencia para importar frutas y verduras. Mi mamá y yo nos quedamos viendo, y ya que aceleré nos reímos del asunto.
Más recientemente, sucedieron dos cosas. Específicamente, en las últimas dos semanas. Ahora que una vez más el mundo está enfrascado en una crisis económica, hay dos tipos de mentalidad acerca de cómo enfrentarla: hay empresas que ofrecen ventajas y beneficios para no perder ventas (no hablo de que les importen mucho sus clientes – eso casi jamás sucede); y por el contrario hay empresas que deciden elevar sus costos y ponerse a la defensiva para tratar de justificar sus precios.
Mi segunda historia tiene que ver con aerolíneas. Como lo expresé hace unos días, mi ex-esposa parece no darse cuenta de que las cosas están difíciles en todos lados. Pero lo están. Si no, ya tendría a mi vieja aqui conmigo. Pero no se ha podido, aunque se sigue haciendo la lucha. Total, he estado buscando vuelos de Monterrey a Toronto. La idea es que mi hermana me haga el favor de prestarme su tarjeta de crédito, y yo írselo pagando poco a poco. De mi familia, yo creoq ue solo dos de mis hermanas son capaces de echar la mano. Bueno, y yo, cuando puedo.
Total, resulta que a partir del 2 de marzo del 2009 Aeroméxico inicia un vuelo diario a Toronto. Hasta ahorita solo Mexicana lo hacía.
NOTA: Por cuestiones migratorias, mi vieja no puede hacer escala en los Estados Unidos. De ahí que solo tengamos esas dos opciones.
Pues un buen día me llevé la sorpresa de que en Aeroméxico encontré un vuelo en 4,500 pesos. De inmediato lo reservé, pero me di cuenta que para hacer la compra por internet era necesario estar ubicado en México o en los EEUU. El recurso de mi hermana se perdió. Hice lo que pude, tratando de hablar con la familia, pero debí suponer que eran incapaces de hacer un favor. Se perdió la reservación, y al checar el mismo vuelo, ya costaba arriba de 12 mil pesos. Mi vieja habló a Aeroméxico, y su respuesta fue tambien «que el dólar».
Y sí, lo entiendo. El dólar está carísimo. Pero no el triple, que no mamen. Asi que al aprecer, seguiremos contando con Mexicana. Uno pensaría que con competencia, los precios se pondrían más «competitivos», pero no.
La tercera y última historia: En enero del 2008 compré un dominio de internet por un año. De pronto se venció, y ya estando yo en Canadá le pedí a mi vieja que me lo renovara. Al no tener el dinero inmediatamente, hablamos con mi host (me debían una, como quien dice) para que me dejaran pagar en febrero.
Que sí, que no había problema. El detalle es que lo que sí necesitaban era lo del dominio, porque como el dólar estaba muy volátil, no sabían a cuanto iba a estar en febrero.
Para no hacerles el cuento largo, en febrero mandé el dinero, pero para mi pinche suerte el dominio ya lo había registrado algún hijo de puta. Así que por lo pronto, ya me chingué, como dicen. Y todo por una pendejada. Supongamos que el dólar sí está volátil. Pero que hubiera pasado si esta gente tuviera un poco de interés en pensar? Veamos. Utilizaré cifras ficticias, nadamas como ilustración. En enero el dólar está a 14.50. Compran el dominio, y terminan pagando, digamos, 10 dólares, o 145.00 pesos. Para febrero el dolar está a 15. Llega mi vieja a pagar, y le dicen «fueron 10 dólares, dejame ver, van a ser 150.00 pesos». Tiene lógica, no? O que hubiera sucedido lo contrario… que el dólar hubiera bajado, digamos a 12 pesos. En lugar de decir «bueno, fueron 10 dolares, serían 120 pesos», lo cual no les convendría, podrían haber dicho «bueno, van a ser 145.00 pesos, porque asi estaba el dólar cuando compramos el dominio». Ellos no hubieran perdido absolutamente nada. Yo no hubiera perdido mi dominio, y tanto trabajo que me costó armar todo lo relacionado con mi sitio web. Pero no! Tenían que echarle la culpa al dólar.
Y es así como todo el mundo le echa la culpa al dólar. Desde los vendedores ambulantes hasta las aerolíneas mas grandes de México, pasando por pequeñas y medianas empresas.
Y si todo depende del chingado dólar, porqué no hacemos una cosa? Cambiamos el día de la Independencia de México, del 15 de Septiembre al 4 de julio… tiene lógica, no? Sí, México se independizó de España, pero así que ustedes digan «uuuy! que independiente!», pues no.
Me deben 5 pesos por haber leído esto. Esque el dólar!!
The Iceberg